La edad del tiempo
Un libro para meditar. ¿Qué más pedirle a una época en que todo se nos da ya hecho y nos hace vivir a la sombra triste de verdades ajenas?
En La edad del tiempo, nos dice su autor que no hay realmente caminos si estos no desembocan en la búsqueda.
Divel Mersán nos está demostrando que en solo setenta páginas puede concebirse un buen libro. No necesita más un autor que maneja la narrativa con asombro y la sabe transmitir. Que urde el diálogo con fluidez y hace desear más.
Hay algo en este libro que nos hace sentir parte de una nueva dimensión. El autor nos dice: “si no sabemos lo que somos, difícilmente podemos conocer nuestra dimensión real y proyección trascendente”. Esto nos lleva al Gnoti se authon [“Conócete a ti mismo”] de los antiguos griegos, y a retomar el hilo –hace muchos siglos extraviado– de la vieja sabiduría que se enseñaba a la sombra de los templos de Luxor y Karnak.