Días sin nombre. Relatos de infancia
Lo que este libro persigue afanosamente y por ello lo que logra, es edificar desde retazos un Lar perdido, búsqueda de arraigo que fue común a Mistral y en su antípoda a De Rokha, y no se trata de recobrar el paraíso, sino de habitar un lugar de la memoria donde la pobreza e incluso el hambre, tienen un lugar que no descalifica la experiencia del hogar primordial, de la familia, de la comunidad del conjunto de espacios para lo íntimo que hoy se van violando como bosques nativos.