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Reseña

Chile se encuentra viviendo un proceso de cambio y reforma en varios de los ámbitos de la vida social, que desde la dictadura se fueron consensuado en clave neoliberal por medio de diferentes conglomerados políticos, económicos y sociales. Basta recordar que el año 2006 se desarrolló una de las más grandes manifestaciones desde el retorno a la democracia, instancia que buscaba terminar con la educación de mercado y que se denominó “Movimiento Pingüino”. Desde ahí en adelante la presión que ha ejercido la protesta social, ha permitido abrir los repertorios de la agenda política dando cabida a reformas locales, puntuales e intentos de cambio de modelo.

En esta línea, se han venido sucediendo una serie de movimientos sociales más o menos organizados y, en otros casos, más o menos espontáneos, pero todos demandando transformaciones sociales que permitan una mayor justicia social, ya sea mediante la consigna de una educación gratuita y de calidad, la mejora de las pensiones, el derecho a la vivienda o la salud, el acceso al agua, la autodeterminación de los pueblos originarios, entre otros.

No obstante, el punto culmine de todos estos movimientos sociales ha sido el producido el día 18 de octubre del año 2019. De manera espontánea una manifestación de estudiantes secundarios por el alza de 30 pesos en el pasaje del metro en Santiago, condujo a una gran expresión de descontento, protestas callejeras y una variada gama de otras expresiones ciudadanas que se desarrollaron de manera continua en lo que para algunos se denominó el inicio del “estallido social”.

Estas fuertes presiones ciudadanas propiciaron que los partidos políticos de todos los sectores convocaran a un plebiscito revocatorio de la constitución de 1980, la que cristaliza muchas de las desigualdades consignadas en las protestas ciudadanas, y comenzar así con la redacción de una nueva constitución que considerara instancias de mayor diálogo y participación. Esta fue considerada como una de las principales medidas para conducir políticamente el descontento de la ciudadanía, y transformar e institucionalizar toda la tensión emanada del movimiento social.

Sin embargo, este proceso que se inicia con protestas ciudadanas para avanzar hacia la construcción de una nueva constitución para Chile, se ve interrumpido durante el mes de marzo del año 2020, al detectarse el primer caso de contagio por virus Covid-19, iniciándose así el tránsito hacia el fenómeno pandémico en el país. En este marco el día 18 del mismo mes se decretó Estado de Excepción a nivel nacional, restringiendo toda posibilidad de movimiento y reunión alterando la ruta que venía construyéndose con el estadillo social y el incipiente proceso constituyente. La pandemia alcanzó rápida evolución, y luego de unos meses se llegó a 6938 casos y un récord de 649 muertes al día 7 de junio de 2020, solo como una ilustración de la celeridad del contagio alcanzado en esa primera fase.

La pandemia por Covid 19 es necesario destacarla como un elemento contextual que ha tenido una gran influencia en el desarrollo del país, impactando en el nivel de producción de la economía, el funcionamiento de los servicios públicos y privados y, en la reacción del Estado (o gobierno de turno) frente a la situación política del país, actuando como una especie de lupa social que visibiliza con mayor fuerza todas aquellas desigualdades que el estadillo ya había enunciado previamente.

Podríamos decir entonces que, en el caso chileno, la pandemia ubicada entre un estallido social y un proceso constituyente, se convierte rápidamente en sindemia, nombre que se le da a la epidemia que coexiste en un mismo tiempo y lugar con factores sociales subyacentes y críticos, manteniendo una influencia reciproca e interdependiente que complejizan la vida social. Esto incluye cuestiones políticas, sociales y económicas como el aumento en la crisis política, la vulneración a los derechos humanos, la demanda de los movimientos sociales o las desigualdades de género, entre otros.

Este escenario sindémico ha afectado más a algunos que a otros debido al contexto neoliberal imperante, el que ha potenciado la lógica de un cuidado individual y un Estado subsidiario por sobre lógicas de cuidado colectivo y un Estado de Bienestar y Bien-ser para enfrentar los efectos pandémicos en la vida social, manteniéndose el descontento previo de la población y profundizando las desigualdades sociales.

Es así como la sociedad chilena enfrenta, en medio de una crisis sanitaria de escala global detonada por el Covid-19, un proceso constituyente convocado como salida a una grave crisis social cuya identidad, calificación y causas directas son todavía objeto de investigación y de debate. Imaginar, acotar o especular sobre los efectos que este momento tendrá en los actores y colectivos de nuestra sociedad, y sobre ella en su conjunto, es un ejercicio desafiante y un llamado al que las Ciencias Sociales deben responder.

Al tenor de lo descrito es que el Centro de Estudios Interdisciplinarios de Cultura Política, Memoria y Derechos Humanos de la Universidad de Valparaíso hace el llamado a presentar publicaciones en formato de capítulo de libro, como una instancia académica para compartir reflexiones respecto de los cambios, tensiones y continuidades que emergen o que podrían emerger durante el tránsito que Chile ha debido enfrentar entre estallidos, revueltas y diversas demandas enmarcadas en el contexto sociosanitario dado por la pandemia por Covid 19, instancia única e irrepetible para repensar en clave social los tiempos postpandémicos que se avecinan.

Este trabajo en conjunto está presentado al lector en tres momentos. El primero de éstos hace referencia a las reflexiones interdisciplinarias sobre el estallido o revuelta social desde diversas aristas de una misma dimensión social, donde se inscriben los capítulos denominados: “Gramáticas del 8M post estallido social en Valparaíso: consignas, imágenes y memorias”; “¿Son las emociones predictoras de las acciones de protesta? Ira, miedo y esperanza durante la revuelta social chilena”; “Estallido social, agenda de seguridad y represión política. Chile y el viraje autoritario en “cámara lenta”; “Análisis de la acción política a partir de la ideología, valores sociales y variables sociodemográficas en la comuna de Valparaíso” y “Actores enormes. registros de masividad, monstruosidad y grandeza en el estallido social chileno.”

En un segundo momento la discusión interdisciplinaria reflexiona sobre la experiencia pandémica y sus implicancias en la vida cotidiana de los sujetos y como tensiona la noción de salud desde la perspectiva de la política pública, ilustrado en dos capítulos denominados: “Análisis de las dimensiones de la vida social percibidas con mayor afectación en el contexto sindémico de las comunas del gran Valparaíso” y “Tensiones entre salud como derecho humano y salud como bien de consumo en el contexto de pandemia Covid 19”.

Finalmente, en un tercer momento, el texto se hace cargo de una línea de permanente atención para el equipo del Centro en Estudios Interdisciplinarios en Cultura Política, Memoria y Derechos Humanos, referida a la mirada crítica que se debe propiciar respecto de los derechos de diversos sujetos sociales y su protección en contextos de crisis. Nos referimos específicamente al derecho a la migración y a la educación, discusión materializada en los siguientes capítulos:
“Desplazamiento forzado y crisis migratoria en Chile: una mirada desde la necropolítica en el caso venezolano” y “Análisis de los indicadores del derecho a la educación en Chile: logros y desafíos.”

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