Siempre nos quedará Con-Cón
La nostalgia preside estas páginas en las que un hombre de 56 años, que se acaba de divorciar, rememora su juventud en los años ochenteros, con la música y las películas de la época como telón de fondo. La presencia poderosa de la madre, la familia y los amigos, conforma un relato ameno, escrito en una prosa directa y clara, que va revelando las distintas aristas de una vida que siguió un rumbo determinado más por circunstancias externas que por la voluntad del protagonista. La venta de la casa familiar en Concón, donde transcurrieron veranos inolvidables, desata el nudo que lo mantiene atado al ayer y permite avizorar la reanudación de situaciones que quedaron pendientes en su momento y que podrían darle un giro nuevo a su vida.