La rabia está de fiesta
Ya iban varios días de la Revuelta. Nos habían invitado a unas asambleas en la Universidad Academia de Humanismo Cristiano (UAHC), donde se reunían “personalidades”, de un supuestamente amplio mundo cultural, social y político. Actrices, académicos, escritores, gestores, dirigentes, un elenco respetable de gente de bien, autoconvocada para debatir, para intentar comprender lo que pasaba. La dinámica era la habitual en este tipo de encuentros: un plenario en el patio central, división por salas para discutir en calma, tomar actas, exponer en un nuevo plenario, así por varios días.
Pablo Padilla Rubio