Reseña

Treno, de Tamara Orellana Valdivieso, aborda lo que el tiempo no degrada en olvido. Abre en el fulgor de la palabra el lugar donde se guarda lo amado. La memoria con su sombra y con su luz invocando la música de aquello que palpita en lo indecible y que sólo el poema puede acariciar. Está el amor y sus jardines, los días y la extensión de su mecánica, todo el ayer que se reúne en la palpitación de cuanto se retiene y respira, bajo la soledad y en el cuestionamiento de lo visible y lo invisible. Todo el paisaje lingüístico de Treno abunda en verdad y vida, en un registro indeleble. La poeta dialoga con el mundo y con la historia personal de cada ser, con la experiencia ineludible de la muerte y del dolor, proclama la trascendencia que sólo en el amor se consigue y que en su cántico asoma con profunda belleza.