Entre la justicia y la ley
Un ensayo sobre la judicialización de la política
"En noviembre de 1610, el juez inglés sir Edward Coke, Chief Justice de la Court of Common Pleas, le negó al rey James I la competencia para resolver controversias judiciales. Como era de esperar, al rey le disgustó esta prohibición y la combatió arguyendo que, si la ley está fundada sobre la razón, él puede decidir como cualquier juez, porque razón no le falta. A lo cual Coke replicó: “cierto es que Dios ha engalanado a Su Majestad con una inteligencia privilegiada y con otros grandes dones de la naturaleza; pero su Majestad no está instruida en las leyes de su reino de Inglaterra; y los asuntos que conciernen a la vida, la herencia, la propiedad o la fortuna de sus súbditos, no han de ser resueltos según la razón natural, sino según la razón y el juicio artificiales del derecho, un derecho que requiere de largo estudio y experiencia antes de que un hombre pueda adquirir su conocimiento; un derecho que es la regla de oro y medida para juzgar las causas de sus súbditos, y que garantiza a Su Majestad paz y seguridad”. La justificación de que sirvió a sir Edward Coke para contener el poder soberano del rey fue la existencia de un ámbito propio y específico del razonamiento judicial. Si el rey tiene prohibido dictar sentencias, no es porque sea menos inteligente que los jueces, sino porque ignora el Derecho. En la medida que la justicia haya de ser servida por el Derecho, quienes conozcan el Derecho podrán administrar justicia.