Pateando piedras
Los Prisioneros
Con el disco Pateando Piedras (1986) como hilo conductor, el destacado novelista Francisco Ortega despliega la historia de tres amigos de un pequeño pueblo al sur de Chile, quienes descubren el amor, el desamor, la esperanza y la tristeza, con Los Prisioneros como banda sonora. Acompañados por fragmentos de aquel álbum que fundó sus juventudes, crecen, abandonan el pueblo, se separan y se reencuentran en letras de canciones y en los intertextos del protagonista, un escritor fanático de la ciencia ficción y los cómics, y el único de los tres que logró medianamente ser lo que quería. A través de diálogos virtuosos y una tristeza gris y latente, Ortega nos habla sobre el trayecto de una generación rota y aspiracional, que vivió la decepción de un futuro tan vacío como ellos mismos.
“¿Recuerdas cuando a mi papá le tocó patear piedras? Sé que te acuerdas porque, de todos nuestros padres, el mío fue el único al que despidieron. Por supuesto, no ocurrió como en la Casa de Máquinas; no quedaron fantasmas de fierro, industrias podridas ni obreros convertidos en zombis tratando de alcanzar la gran máquina”.