Noticiero de las seis de la mañana
Walter Bustamante ha creado un estremecedor zodíaco de personajes que deambulan por los pueblos donde el diablo perdió el poncho o en medio de las selvas siempre turbulentas de la modernidad, esa extraña maqueta sobre la cual se emplazan las ciudades latinoamericanas.
Los protagonistas de sus historias son seres al garete, en cierta medida insuflados por móviles no necesariamente escogidos por ellos. Los personajes quedan grabados a fuego en las pupilas del lector, entran y salen de sueños o pesadillas, se insertan como arquetipos que se estrellan en el corazón de la alegoría.